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CAPITULO XXIV Devoción de n.uesl-ro venerable é la Virgen Sc111tísi1na u como con.virnó é unél morn, mediante un procligio de la cclestic11 Señ.ora. NA de las virtudes que con mayor afecto cultivaba este Siervo de Dios y que más viva y arraigada tenía en su alma era el amor y tierna devoción á la Reina del Cielo á la.que miraba como Devoción de á su Madre tributándole en su interior Fr. Bernardi- b . d l . . fi l no á la Vir• o seqmos e 11JO e y amoroso; y con gen. este amor, procuraba solícito que todos la venerasen con singular afecto. Acudía pronto á implorar su auxilio en todos sus cuidados, y como era él tan puro y ésta celestial Señora es Madre del amor casto y hermoso, quiso manifestar al mundo cuanto le agradaba la pureza de este jóven, en el siguiente caso. (Pab. de de Gr. n. 0 298.) Después que profesó, como había en– tonces aquí tan pocos religiosos, lo asig– nó el Prelado por compañero al hermano