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-- 152 - Z.S...:&Z.S..Z.S..~~z.s.. mera, esta de que su hermano gemelo entráse capuchino; la segunda, que le die– se Dios á él en esta vida las penas del purgatorio merecidas por sus defectos; y la tercera, que antes de morir le revela- Concédele el S M • t d l h d, d S e ii o r tres se u aJeE a a ora y ia e su muer- peticiones. te; y todas tres las consiguió como va- mos á ver. Cuando él era novício en Granada, estabii su hermano en la corte de Madrid, sirviendo en el palacio del Rey católico con la esperanza de lograr empleo correspondiente á su calidad y facultades: y al contrario, Fr. Bernardioo andaba en la presencia del Rey del cielo, pidiendo con instancia sacase á su her mano de las vanidades del mundo y le mostrase el cambo de las verdaderas honras, retirándole del bullicio á la casa d 'd d f , (Id "d ) 1 ~ la voca- e segur1 a y re ug10. ., I . · ción de su Pudieron más los deseos de Fr. Ber- hermano. nardino que las esperanzás de rn her- mano; pues estando éste muy ageno de pensar en ser religioso, porque eran otras sus ideas, de pronto se halló inte- riormente tan movido á ser religioso de nuestra Orden, que no pudiendo resistir á la eficacia de la vocación, determinó vestir nuestro hábito. Esta determinación la tuvo muy oculta á su familia; pero la comunicó al Marqnés de Moya, íntimo amigo suyo y .. bienheehor nuestro que á la sazón se ha- a.; 0 °J~~mien– Jlaba en Valencia empleado en servicio del Rey; y el Marqués le escribió dicien- do que luego al punto se partiese allá, que él alcanzarí1t con los RR. PP. de

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