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-- 148 --- tica de todas las virtudes, que era confu– sión aún de los más provectos, pues ad– miraban en él un vivo espejo de la per- fección religiosa. ,v IDra tanto lo que se enardecía su cora– zón en el ruego del amor divfoo, cuando contemplaba-la pasión J'!Dt::erte de Nues– tro Redentor y las injurias con que lo maltrawron los hebreos, que castigaba sus delicfldas carnes, como si ellas so~as h·.1biesen sido la cansa de tan crneles ~i:. peniten– torme11 tos. Se disciplinaba con tanto fervor que los golpes abrían brecha á la sangre que corría en abundancia ' por el suelo; y porque los religiosos no llegaran á notarlo, luego q::ie concluía la disciplina la limpiaba; pero no por eso de- jaron de advertirlo, queda::: i.do todos ad- mirados d0 la santa crueldad con que se trataba. (Id. 2~'1). L:-ts vigilias y ayunos eran cuotidiano8, siendo su alimento la abstir:encia, porq_e.e er·a tan parco en comer que se hacía in– creíble pudiese naturalmente vivir con lo que para me.ntenerse tomaba, esco- Sus ayunos. giendo siempre para sí, de lo que á los demás había sobrado, una peqnefí.a par- te. lDstegénero do vida empezó aún desde novicio á practicar; pern como para ad- quirir y conse:"var esta y otras virtudes, S·}lo se aprenden reglas en la escuela de la oración, jan.-:ás quería apartarse de ella para salir así más aprovechado. De esta suerte hizo soberano enlace en su alma y cuerpo la meditación de lo divino . y la mortificación de la cErne.

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