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- 146 - ~.:s:-~.:s:-.:s:-.:s.-.:s:-~-:s.-::s-.:s:- món se encamina á Dios, estima entonces por dulce todo lo que en esta vida e;; amar– .9 o: y tiene por descanso todo lo qitt afnje. Chico era nuestro Alberto, pero adquirió con esta acción tres cosas grand0s: vir- tud fortaleza y gloria· gloria 'pt:es pu- Como crecía ' :..i • ' ' en ella. c.ieudo como muchacho haber bmado por sí mismo satisfacción del que así lo había lastimado, no lo quiso haeer por tener ocasión de imitar al que en la cruz perdonó á los que le habían ofond:do: :fortaleza, perdonando la injuria. y ele– vada virtud en no haber intentado ha– cerle mal al que le había hecho tanto agravio. (Id. 286.) _ Con estas y otras heróicas obras en que al paso que iba creciendo en edad se adelantaba en virtud, pues la práctica de una era grada para adquirir otra, lle– gó nuestro Albflrto á la edad dE: de 16 fiños, y aquel divino espíritu que ha-Jita en los que son puros y castos, lo esti– mulaba á que subiendo de punto en ¡:un– to, como de grado en grado, sdici~ase llegar á la altísima cumbre ele la angéli- ca perf:ección: y como á tanta fir:.eza .. siempre correspondía agracieciclo se dis- 2 t, o~-d~~-ºn ponía para recibir auxilios multiplicados. Uno de estos fué dictarle el Esp:ritt:: di- vino tomase estado religioso, alistándose en los capuchinos. Correspondió prc,nto &l celestial impulso, y sin admití:- demo- ra ni sufrir tardanzas, se fué á ::iue:itro convento de Gr~:nada y exponier.do sus designios á aquel insigne V. P. Fr. Ber- nardino de Segovia que era entonces