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·- 144 - .:S.-.:S.-.:S.-.:S.-.:S.-&..:S.-.:S.-.:S.-&.&.&..:S.-&. ~ luz dos tiernos infantes, cuya vista e)n– virtió en regocijo sus dolores, y aumentó la esperanz:;i, qu0 concibió en sus pa– sados ensuefios. Baustizaron á los d:1os poniéndoles por nombres al uno Albe:!to, y al otro Ferpando. Criólos con singular . . estudio; pero muy desde luego empeza- f~~ nacmnen- ron á manifestar c_ue estaban prever:dos de la mano de Dios con bendiciones de dulzura y gracia, aunque en Alberto res- phmdecía más este favor del cielo. .b..m- bos hermanos abrazaron después nues- tro seráfico instituto; mas dejnndo ¡=nra su lugar á F,arnnndo que fué Fr. Barto- lomé de Grnnada entre nosotros, aLora seguiremos la vida de nuestro Alberto. Crióse eete tan negado á aquellar:, li– viandades y entre-;enimientos pueriles en que suelen los de su edad ejercitarse, que más parecía 11ngal celestial, que iné.ivi– duo de la humana naturaleza. Era su vi– da aún en su más tierna edad, ::10 solo á los hermanos y jévenes de ejemplo, sino que también lo era á los ancianos, cau– sando á estos admiración y pasmo al ver que huyendo desde entonces el trato Su crianza. y .concurreucia eon unos y con otros, buscaba solo á Dios dentro de sí rniEino. Y así, clavados los ojos en t:erra, c0rra– dos sus oidcs y todo el hombre exkrior mortificado, era fuerte y eficaz ejerr:plo, que con solo su presencia componía aún á los más d:straídos, causando esto más admiración por lo extraño en nifü),3 de su calidad, en quienes por lo eomún se celebra por gracia una desvergüen~a y