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VI lucía, sino má;; bien prese::itar á sus Jj,Js los ejemplos de vir:;ud que no;, legaron m::estros antiguos Padres, la peni. tente austeridad en que vivieron, lo que trabajaron por el bien de .las aJmas, lo que se esmeraron en imitar á Nuestro S. P. S. Francisco, la pun:;ualidad con que observaron su Regla, y lo q11e resplai,dederon en· s:ur::idad, para que ani– mados con su ejemplo, 1103 estimulemos á la virtud y siga– mos la senda, que nos trazaron con sn ::nürtificada, ejemplar y santa vida, ::uyo recuerdo vive aún ai: la memoria de las gentes. Po:'.' últimc, n::ego al lector que no juzgue de mi estilo, por el de este libro, pues, tratándose en él asuntos históri– cos, me ha sido. preciso poner muchés veces al pié de, la letra r:árrafos enteros de l,)s autores arr:ba mencionados, ya para corrobar con su testimonio algún IBcho, ·ya para dejar á e]os la resp:msahilidad ,Je sm~ afirma::iones; y claro está que en esos y otros casos ::mrecidos, no ~oy yo quien hablll., sino o:;ro, y á este, que no á mí, se han de imputar los de. fectos de e~tilJ,. de dicción y de lenguaje, que soy el primero en reprobar, y que lamento tanto más, c·Janto más eminente y virtuoso e;; el intor que lo emplea. Fu. A. DE V.