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del tiempo en «egualdi om> y «egualdi txar» = tiempo bueno y tiempo malo; «egualdi gogorn y «egualdi bera» = tiempo duro y blando; «egual– di legon, y «egualdi busti» = tiempo seco y tiempo húmedo; «egualdi illun edo lodi» y «egualdí ariñ» = tiempo oscuro y tiempo· ligero o tiempo despejado. Se dice que el tiempo se ha endurecido = «egualdia zaildu da» (AN. b.), «ebia zaill dago» (G.), cuando hay una sequía pertinaz, y que el tiempo ha caído = c<egualdia erori da» (Ondarribi), cuando tiende a malo, o que se ha levantado = «egualdia jaso du o go– ratu du», cuando ha despejado. Del viento se dice que ha salido o ha empezado = «aizea atera du edo asi du», y que ha entrado = «aizea sartu du» (L. Urdazubi). La niebla se distingue en c<laño itsu» = niebla sin luz o cerrada y «laño garbi» = niebla clara o que permite ver. Es muy curiosa •la concepción de que el frío seco devora o consume la lluvia = «otz legorrak jaten du ebia» (G.). Deben considerarse también como indicios de primitivismo los vo– cablos-concepto o nombres determinativos, que hacen oficios de sus– tantivo, adjetivo y adverbio, de los que se habló en estudio aparte y la multiplicidad de significados de los verbos más comunes como izan, egon, euki, jarri, etorri, de los sustantivos buru, gogo, nai, estudiados en estudio ,especial y de los adverbios bai, ba y ez. En el presente estudio pienso tratar, aunque someramente, de otros indicios de primitivismo en el euskera: las voces onomatopéyicas y las expresiones concretas. l. LOS NOMBRES ONOMATOPEYICOS Los nombres onomatopéyicos reproducen los fenómenos externos na– turales, en particular los sonoros, y se presentan ya como palabras sim– ples, ya cómo palabras compuestas o superlativos de palabra repetida, sobre todo de primer grado: p. ej. «talapats» = ruido que produce un líquido agitado; «dar-dar» = temblor. El euskera actual interpreta algunos fenómenos sensoriales, p. ej., el sonido del golpe, con diversas voces onomatopéyicas: tan, dan, pan, zan, dun, zun, que dan origen a los sinónimos tanpa, danba, panpa, zanpa, tunba, zunpa = golpe. · También en. la formación de los superlativos onomatopéyicos de pa– labra repetida se observan cambios fonéticos, que dan a la frase ex– presión gráfica: 1) .El cambio de la primera a de la palabra en i en la primera palabra del superlativo, p. ej.: «balast» = bofetada, chapo– teo del agua al moverse, forma su superlativo bilist-balast, que repro– duce el chapoteo del agua gráficamente. 2) El cambio de la primera b en p formando un sinónimo: pilist-palast, pilisti-palasta. 3) La con- 248

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