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Vistió 1el hábito capuchino en una de las provin– cias de Italia, donde pasó la mayor parte de su vida r-eligiosa con nota de sant1dad; cuando vino a Cataluña, era ya: anciano. En el tiempo que moró en ,esta última Provincia b:rilló por sus virtudes, en especial por su continua asiduidad a todos los ac– tos de comunidad y a todas las austeridades de la Orden, no obstante su avanz.ada ,edaa. De él se refiere que era tanto su retiro y r·ecogi– miento, que apenas se le vió salir fuera del conven– to, ni pedir licencia para ello; en la guarda def si– i~cio era casi extremado, no hablando palabra sino cuando lo exigía la caridad. Por su humi1dad y ca– ridad es muy ponderad'o por su biógrafo. Durante su permanencia en Cataluña su ocupación ordinaria era cuidar _del aseo y limpieza del convento, servir a los ,enfermos y asear la enfermería, lo que ejecut-a– ha con tanta aplicación y- solicitud, que casi llevaba él solo todo el peso del convento y como si no tu– viera otra cosa que hacer. A esto añadía el procu– rar con todo cariño el bienestar moral de los en– fermos, no sólo por medio de la confesión, ya que era su con:fiesor ordinario, sino que también reani– mando su espíritu con palabras de consuelo y alen– tadoras a sufrir por Jesús aquellos pequeños pade– cim1entos, a cu¡yo fin les encomendaba continuamen– te en sus fervorosas oraciones y en e1 Santo Sacri– ficio de la Misa. Con todos conversaba como si fuera súbdito, con– versaci6n por todos apetecida, porque tenía gracia es– pecial en hablar cosas de espíritu. El P. Miguel d'e VaJ1adoHd se expresa en estos términos: «Vino ,el.e

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