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- 81 - VIII. P. Gregorio de Castilla Vistió primer-o el hábito de la Santísima Trini– dad, y después de algunos años pasó a nuestra Or• den, tomanqco. ,e,l hábito capuchino en la Provincia de Catalufí:á, c1oncle hastía su muerte füé siempre un ejemplar y dechaclo de toda virtud, principalmen:te de una perfedla. obedien<:::ia que le hada obedecer con prontitud' y alegría a cualquier m:and1ato de los superiores, aunque fuese muy difícil de cumplir, ' como lo demostró ,en más de una ocasión. Con esta perfecta obediencia juntó un grande celo por la salv:ación de las ,almas ¡y por la obser– vancia regular, y un trato ,amable y éluke para con todos, de tal suerte, que no hab!ía, como nos, dicen las Crónic:as, quien no se gozase en su conversa– ción y compañía. Después de padecer con mucha p,adenda y re– signaóón una larga y molesta enfermedad con la que el. S,eñor quiso probarLe, ·murió santamente en el convento de Gerona el año 1593. IX. P. Pacífico de Castilla No se nos ha transmitido el nombre de la villa que ·,le vió n,aoer; sólo s:e le de:i;iomina de Castilla o castellano, sin precisar otra cosa. De su vida son muy escasas las notkias, de lo que ya se quejaba el P. Miguel de Va;Iladolid, en su reLación. 6

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