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-6.4- cribir una carta a Nuestra Señora de Loreto, enco– mendándole la empresa, y en llegando 1a Barcelona .ir a postrarse a los pies de la Virgen de Montserrat para implorar su ayuda. T,estimonio de estos dos amores nos lo da el Pa– dre Anibrosio de Vich, quien nos dice: «Pared:ame el P. Arcángel un retrato de San Bernardo en su melífluo hablar de Dios, que cautivaba los corazo– nes, y nunca ,enfadaba ni cansaba a los religiosos. De esto de hablar de Dios tenía pa:rticu1ar don con que edificaba no sólo a los religiosos, p,ero aun también a los seculares, que por esto le tenían particular devoción; porrque realmente sus obras y fervor co– rrespondían al nombre de Arcángel, y aun de Je– sús, que este renombre tenía. Y tengo para mí que según la devoción que tenía al Niño Jesús y a la Virgen sin mancilla (que así la nombraba muy a menudo) que le visitaron y reg1alaron con particula– res visitaciones; que no es cosa particular, mas de que hablaba de Jos dos algunas veces que parecía estar borracho de amor.n En vista de ,este tierno y confiado amor a. Jesús y a la Santísima Virgen, no nos debe causar mara– vil)a que por intercesión de ella alcanz:ase de Je– sús muchas gracias y milagros, algunos <l'e los cua– les nos refieren las Crónicas. Por su intercesión Uegi6 a obtener varias curaciones, y al parecer llegó a tener en alguua ocasión a la Santísima Virgen por compasiva enfermera, según él refería a sus novi– cios sin especificar al religioso a quien: tal gracia habíia acaecido.