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-61 ....... pender de la voluntad del superior. Así que no se av,ergonzaba en pedir licencia aun para las cosas, más pequeñas, como era recibir alguna medalla, po– ner algún remiendo al hábito y cosas, semejantes. ·Si cuando er:a superior se mostró, es cierto, oe– loso por el cumphrni.ento de la ley, 1austero y pe– nitente, tanto que, como alguno de los biógrafos.. ,. ,nos r-efiere, a veces reprendía algún abuso o falta. contra [1a estrechez de la observancia hasta' oon d'e– rnasi:a<la aspereza, por otr:a parte, en el oastigo rnás. se dejaba llevar de 1a p1edacl y benignidad que del rigor, y su comz6n era tan tierno y compasivo, que· no podía ver a alguno :afligido o desconsolado que al instante no se moviese :a ,consolarle con cariño– sas rpalabras al menos, cuando no podía de obra. E1s:ta mansedumbre l:a manifiestaba así con los pro-• pios como con los extraños. Sucedió que, ,en l:a fun– daci6n del convento de la villa de Blai1es, el señor Párroco, corno fué contrario a ellia, llegó a decir :al mismo P. Arcángel que trabajaría cuanto le fue-• se posible en estorbarrla. A lo que repuso el P. A:r-• cángel, sin inmutarse y con rostro alegre, que él en cambio Ie pr-ometía hacerle todas las obr,as buenas que pudtese: respuesta qU:e desann6 :a aquel ecle– siástico, convirtiéndole en uno de los más fe:rvoro 0 • sos piromovedores d'e Uá fundadón. Semej:ante fuerza de ánimo para someter. su vo..c luntad a la del superior, para sobreUevar una vida de tan ,estrecha· pobreza, y al mismo tiempo, para observar tal mansedumbre en el trato con los de– más, le venía de su íntimo trato 'con Dios en la