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- 33-, a tan gran4e dignidad para seguir humildemente a J,esocristo vestido con el tosco siaya!l de los Capu– chinos. Se santificó este. escliarecido religioso en el corto espacio d'e tiempo que vivió en la religión, que fueron s6lo tres años, en la Provincia de Paler– mó, en cuyos Anales nos han quedado memorias de s,u obediencia, humi14ad, pobreza y austeridad de vida y, principalmente, de su, ardiente amor a Dfo:s. Su meditaciórn ordinaria era la Pasión del Señor, sintiendo particulatr devoción en representársele car– gado con la Cm:tz, :a cuestas, a cuyo fin, .v para re– conlar con más fervor este paso de la Pasión, soHa salir todas lais mañanas muy temprano al bosque del convento, y atando con una cuerd:a, en forma de éruz, dos gr:andes vigas que allí había, las cargaba sobre sus hombros, y así ~argado recorría por espa– cio de tres horas el bosc¡ 1 ue, prorrumpiendo en giran– des sollozos y lágrimas, al recordar lo mucho que nuestro divino Salvador, cargado con l:a cruz., se fatigó, y sufri6 por nosotros en el camino del Oal– v:ario. Sorprendi61e cierto d'ía, según nos refieren las Cróriicas, en tan devoto ejercido, el P. Guardián, y preguntánddle: «¿Qué haces, Fr. Nicolás, carga– do con ,esa oruz;?», el siervo de Dios le respondi6: ((¿No es, justo, ¡>adre, que si el Señor llevó una cruz tan pesad.a por mí, yo tambiérn la lleve por E1?» L,legiado apenas al tercer año de Religión, murió santamente en Pulizi el año de r58r.