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-29- cuerdo de 1o mucho q'll,e por nosotros padeció alli nuestro divino Redentor, se encendió más y más en. 1 sus almas el d€Seo _de ]:)adecer el martirio y derra-– mar toda su sangre por Jesucristo. D~de T_ierm Santa, siguiendo el ejiemplo del Se-– rádico Padre San Francisco, pasaron a E,gipto, y habiendo llegado al Cairo 1 se presentaron al Bajá o,: Gobernador de la dudiad y le habliaron con santo– fervor de la religión die Cristo y de su E,vang,elio y de la falsedad de Mahoma. El P. Bo1V1erio, en sus,. Cró111icas de la Orcien (r) , refiere el di&curno que el P. Juan hizo al Bajá ,en esta ocasión; d curioso lec-• tor puede verlo allí, si así lo deseare. Quedó. admirado el Bajá de la libertad y osadía. con que le hablaron los santo5 r-eligiosos, y :aunque se indignó al rprindpio, al ver tan mal tratado :a su falso profieta; sin einbar:go, juzgando por 1os rostros, mad1entos y extenuados que tení:an los religiosos, q,ue el hambre y mucha flaqueza les h:ada hablar de· esa manera, reprimió un tanto su ira, y mandó que :les diesen bien de comer, esperando que, un:a v,ez: que volviesen en su sano juicio, seda fácil el redu– cirles a la ley de Miahoma.. Cump1i6,s,e pu1JJtuaimente– el mandato ,del Blajá, y pas0:dos unos días, les piie– sentaron al «oadín o juez de la ciudad. L-es recibió éste con mucli:a afabifid:ad y oariño, y les pr;eguntó, . con muy buenas formas quiénes eran, de dónde y a qué vienían al Caito, y últimamente les exhortó, a que abrazasen la ley de su profeta M:ahoma. A lo, (1) Boverio-Moncada; parle I, lib. XI, págs. 479- 48o,

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