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licencia que pedían para ir a tierras de infieles a predicar la fe q_e Jesucristo. Llenos de gozo y santa alegría, partieron luego para Venecia, donde se embarcaron en una nave que iba oon rumbo al Oriente, y llegados a Cionstantino– pla, desembaroa:ron en esta ciudad. Aquí, viendo la -ceguedad' en que vivían los turnos, engañiadoS por su falso profeta Mahoma:, comenzaron a predicar con gran fervor, por calles y p1azas, la fe de Cristo. Los mahometanos les tuvieron primero por locos y se reían de sus palabras; pero oyéndoles predicar con ·tanta constancia la relig:fón de Cristo y que habla• ban con desprecio de la ley de su falso profeta, se irritaron ~mndemente, .y después de maltratarles y llenarles <l'e injurias, les llevaron a fa presencia del juez de la ciudad. El juez, vi,endo que perseveraban en confesar 1a fe de Jesucristo, mandó que les awtasen cruelmen- .. te, y les metiesen luego en una osoum cárcel. En– terados de lo que pasaba, unos mercaderes cristia– nos que había entonces en Constantinopla, y teme– ·rosos de lo que les podía suceder si La noticia de lo -oourrid'o llegaba a oídos del Sultán, icompraron 1a liberitad de los dos santos religiosos entregando una grande suma de dinero al juez, el <:ual luego les puso en libertad. Libres ya de la prisifu y muy aíegres, porque el 'Señor les había hecho dignos de paaecer afrentas y tormentos por su amor, se embarcaron para Pales– tina, donde permanecieron algunos días venerando ,aquellos Santos Lugares, en los cuales, con el ·ire-

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