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-25- d~velo a que obliga el peso que se lbs ha puesto sobre los hombros. Finalmente, atend'iendo al consejo del Salvador, que dice hablando con los Prelados en :persona de sus Apóstoles: c<El que es mayor entre vosotros, há– gase semejante al menor, y el que va delante. sea igual :al que sirven; contemplen advertidos en el ofi– cio el trabajo y solicitud que requiere, no el lustre y la dignidad que le adorna, con que no habrá riesgo que les pue<la causar temor. Y así, Padre, sí . me pides mi pa,reoer, lo que fue par,ece es, que exa– mines primero tu ánimo. Si le lleva$ lt'ecto, humilde, sincero, y encendido en el amor de Dios a 1a Pre– lada, para proooder dignamente ,en ella; com?ciendio que.concurren en tí estas calidades, no rehuses con espíritu pertinaz e1 oficio que la obedienda quiere que sirvas, antes recibiéndole con toda humildad, ús1ale fielmente, y procura con .gran cuidado que el ejercido y admin1strad6n sea conforme 1a Las leyes señaladas en uu,:estm Regla y Constituciones. sin tro– piezo alguno, o oontempladón de persona, o ne.godo particular. Guárdate de temer que te quiten el cargo o 1a dignidad que una vez se te· dío, y ya quitada, no lo sientas ni te avergüences. Porque los que ad– miten en su {mimo tales afectos, y viven solícitos y cuidados, ya de excusar la ignominia de. la privación, o ya ele a;segurarse en la Prelacía, permiten a los súbditos muchas cosas, y les disimulan otras tantas · que habrían. de castigárse1es con rigor. Ha,y también no pocos Brelados que, o queriendo permanecer estables en el oficí,o, o temiendo ser des– pojados d'e él, tratan de ganar las voluntaéles de mu-

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