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- 14- pueblo qu~ les vió nacer, y tan sólo si algún hecho memorable 4.e que se han heaho eco las Crónicas de la Orden. Por. esto, muchas, veces tendremos que recurrir a ese r<lLa:to y trasladarlo oasi literalmente, wa que como hemos advertido en la Introducción, la .relación de tales sujetos servirán al 4.oble fin que nos hemos propuesto: la instrucción de nuestros jó– venes y ,el .mover a otros a que se dediquen a estas inv,estiga,ciones históricas. l. Fr. Antonio de España De Fr. Antonio de España, que tomó .el hábito en µna de las :provincias de Italia, no tenemos ning1Una noticia sobre su rvida; sóilo sabemos que era un va– rón muy virtuoso que go21aba en alto grado de 1a grncia de oración, eru donde· Dios se le comuni– caba familiarmente. A este propósito nos refieren las Crónicas ( r) la revelación que le hizo el Señor so– bre la ruidosa caída del entonces General de la Or– den Fr. Bernardino Oohino, cuando aún éste estaba premeditando su apostasía. Dicha reve1ación acaeció por el añio de 1542, única fecha de su vida que podemos precisar. Hallábase cierto día, nos dicen las Cróni~s, Fray Antonio en Larino, convento de la Pulla, orando en -el bosque, cuando ,el Señor le reveló el tria.bajo y . peligro que amenazaba a la Orden con la próxima fuga del General Ochino. Con semejante noticia, derramando ardientes lágrimas, se volvió del bosque (1) Boverio-Mrrncada, p. I, pág. 343.
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