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a mi providencia, y para conseguirlo sin Mí, o se va.len _ele humanos favores o de sus diligencias, in– dustria 'Y trabajo ·propio, sepan que. como transgre– sores d'e la ley de ·mi voluntad, me Olfenden y des– iagradan. Y así los frailes que desean servirme y obedecerme perfectamente, cuiden sobre todo de tener un ánimo libre y desnudo .de afectos e incli– naciones, y si no es las virtu<l'es, y mi ayuda para. alcanzarlas, no me pidan ningún bien humano, ni temporal, aunque les parezca bueno y honesto, ni aun la misma gloria y premio del cielo me pidan, sino déjenlo a mi voluntad, para que obrando yo según la ley de mi eabiduda y decretos eternos, re– ciban de mi mano lo que quiera dar1es, sin haberlo ellos solicitado ni pretendido. Porque esta Religión, que se mira en un estado de singularísima perfec– ción, debe desnudarse de cualquier cosa que enfla– quezca la esperanza y la aaridad, cuya naturaieza · es arrojar de sí todo bien, y menospreci¡arle como bien imperfecto, fuera del objeto único de la gloria d'ivina, que soy Yo solo.ii Siguióise al capítulo quinto el sexto con tales pa– labras: ((Atiende bien, Juan: dos -géneros hay de– :firailes en esta Congregación. El primero es de los que me aman con un amor fuerte y robusto, con– viene a saber: los que lidian en batalla sangrienta contra sus :propios vicios y apetitos siniestros, hu– yendo de todo pecado, con todas sus fuerzas, prin– <tipalmente del que es mortal, peleando siemp¡re con– tra el demonio· y .procurando guardar mi Ley sin tropiezo ni escándalo. De éstos tengo Yo muchos