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- 132 - a cada paso les exhortaba a confiar solamente en Mí, como si Yo no tuviera atención a sus necesida– des, se prevengan de comida para el camino, o en. los. conventos admitan provisión para mucho tiem– po con pretextos vanos y frívolos, o incurran en cosa semejante que muestren desconfianza de mi solicitud celestial, debiendo antes ,entender por co– sa certísima que nunca mi benignidad se ha visto que desampare al que de todo punto se ha resig– nado en Mí.>> «ConoQ:can, pues, los que me sirven en esta Re– gla y Congregación, que el haberlos despojado de los bienes del sig,lo y traídolos a la suma pobreza y necesidad de c"Uanto es menester, ha sido para ense– ñarles las riqueQ:as de mi providencia y liberalidad', y persuadirl-es a que tengan en ellas su única con– fianza. Por lo ,cual atiendan no más que a ser ob– servadores de su Regla perfectos, y no pongan du– da en que siempre ios he de socorrer y asistir. Pues, si visto a las azucenas del campo, y doy de comer a 1as aves <iel cielo, ¿ cómo he de desamparar a mis hijos que se fían de Mí sin buscar otra cosa ?n Con este capítulo juntó, el cuarto el Divino Se– ñor, y prosiguió diciendo: «Por el singular amor que tengo a la ReHgión la he dado leryes de Constitu– ciones graves y santas, ordenadas y escritas con mi aivino espíritu, que explican la Regla, sus precep– tos, y. sus cons,ej os en el sentido espiritual con que se han de entender, y hacen su observancia más fácil, siendo la muralla fuerte ae la Religión qu,e la defiende y conserva invencible contra Íos asaltos