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- 130- yerran fácilmente y q,ue se salen gel camino dere– cho algunos que siguiendo, no mi espíritu, que es ~e humildad y ge carid,a<l, sino el suyo propio, mien– Ú"ªS quieren ser tenidos por celadores fervorosos de la pobreza y que la proponen como ídolo, con es– píritu humano, a u,n mismo tiempo degüellan la humildad verdadera lY echan por el suelo 1a caridad, y tras eso no alcanzan ,la perfecta pobreza de es– píritu. Porque mu,chos con celo indiscreto de la pobreza, se hacen soberbios y contenciosos, turbán– dose a sí y a los demás, viviendo con perfecta in– quietud en cualquier parte y llenándolo rtodo de :al– tercaciones, y cuando debían ser no presumidos de saber altamente, sino hUJ1I1ildes y resignados en el par:,ecer de los otros, hinohados con la vanidad de su propio espíritu caen del mío miserab1emente. De que es la causa que crí:an en su ánimo aquel celo seco y cruel de pobreza sin ciencia ni discreción, que es ,la que da vida a la caridad y a la misericordia, a quien la pobreza debe servir; y así declinan <le la observancia cierta y espiritual de la Regla, de– rribando de su asiento sin par a la pobreza altísima que no .es áspera ni cruel, sino blanda :y benigna, como hija legítima de mi espíritu, y sacándola de sus límites naturales. Finalmente, :ad'elgazándola más de lo que es ,raz.ón, cuando piensan que obran algun:a hazaña de santidad' y mérito ilustre, aho– gan sin du<la mi espíritu, si,endo :así que lo habían de desear sobre todo, y conservarle entero para guardar la Regla con puntualidad', y en consecuen– cia faltan .a la observancia de la misma Reg1a, de quien son celadores o muestran serlo. Amén, pues,