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-129- perfección. Y lo que será muy de mi servicio es que el Genera,l prosiga co:ino ha empezado en excitar c,on sus pláticas a los frailes, animándolos, corro– borándolos y exhortándolos eficazmente a la perse– verancia en guardar la Regla y amar La virtud, qne yo no le faltaré jamás con mi auxilio. Y dile que estime por beneficio grande el favor que le he he~ho de degir,le por pastor de un rebaño a quien amo tan~ to; y ,en particular en el tiempo presente ,en que el ardor de la pedección evangélica, por descuido y remisi6tn de los hombres, se mira tan tibio en el mundo. Que se guarde con mucho cuidado de atri– buir a su caudal, suficiencia o consejo ninguna ac– ción; sino que, deoconfiando de sus fuerzas propias y reconociendo ,que el acierto es don oe1estial pro– cedido de mí, •sólo entienda en administrar las ove– jas que se 1e han encargado con humildad, con doc– trina y con buen ,ejemplo. Y que si le pareciere que no es bastante para cump,lk con estas obligaciones, espere mi favor y no pierda ef ánimo, que ia mí, que le he dado el oficio, me tocará darle también la ayu– da que ha menester para su ejecución, cuando más descuidado esté.>> «Al capítulo que acaba de referirse añadió el se– gundo, diciendo las palabras siguientes: «Advierte demás de lo dicho, oh Juan, que la v1erdadera y perfecta observancia de la Regla evangélica no se ;puede conseguir sin mi espíritu, y por esto se puso en la Regia aquella advertencia: «Atiendan los frai– ,l,es ,que sobre todo deben d'esear tener el. espíritu ael Señor y La su santa obra.>> De donae nace que. 9