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-IIO- neo suyo decía: ccCuando el P. Carab.antes entró en Galicia, solamente halló uno que diariamente reza– .se el Santo Rosario; después, apenas poclrá hallar uno que no lo rec-e.» El Vía-Crucis era la segunda devoción recomen– dada ror el V. P. Carabantes. No hay con:sidera– -ción que más mueva al alma cristiana, ni estímulo más ,poderoso .para ejercitarse en las virtudes como el recuerdo de la P.asibn ,y Muerte de nuestro Di– vino Salvaclor, ora se le contemple ins,tituyendo el augusto Sacmmento de la Eucaristía, ora sufrien– ·do con invicta paciencia las injurias de sus enemi– gos y el abandono de sus amigos, ora perdonando generosamente a sus más encarnizados adversarios, ,om, en fin, derramando hasta la última gota de sangre de sus venas para rescatar al hombre de la se:rvicfumbre rde 1la muerte y del pecado. Para ex– citar en los corazones de los fieles estos nobles sen– timientos, exhortaba con el mayor encarecimiento al ejercicio del Vía-Crucis, ejercicio santo en ,el que se recuerda la amorosa Pasión de Jesucristo. EstaJ;¡leciólo ,en todos los pueblos •donde daba Mi– sión, enseñaba prácticamente el moo.o de hacerlo con fruto, y con sus fervorosas exhortaciones con– siguió introducir tan loable costumbre, la cual ha ido transmitiéndose d'e padres a hijos con la mayor fidelidad. Pero el ejercicio que con más empeño in– culcaba era la:. frecuencia de Sacramentos. No per– día ocasión para hablar de la necesidad y ele la uti– lidad de este medio tan fácil como eficaz, para la reforma de las costumbres y para renovar el de-

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