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86 Lo portentoso del P. Esteban de Adoain tas, no sólo por la ciudad, sino por otras poblaciones. Más de veinte días íntegros fué necesario dedicar por varios confesores para cosech~r el fruto de aquella misión. Legitimáronse seiscientos treinta matrimonios. Volvieron a unirse gran n úmero de divorciados. Recau– dáronse limosnas suficientes para edificar un hospital. Se adquirió por suscripción una hermosa imagen de lél · Divina Pastora, fundándose entre la juventud la Asocia– ción de este nombre. Se reorganizaron las. Hermandades. de la-Santísima Trinidad y de la Virgen del Carmen. Los objetos de . gran valor que, en medio de la con– fusión, quedaron abandonados en la plaza aquella tarde de tragedia, como sortijas, dijes, bolsas de oro, reloj es, zapatos, sombreros, prendas de -.estir, etc., todo l ué presentado a los misioneros , quié::ies entregaron a sus legítimos dueños. (Declaración de los Padres Martín de Provensals y Santiago de Guatemala que se hallaban aquellos días · en Centro-América. Procesos diocesanos de Pamplona y Barcelona, folio 1.092). LA SEGUNDA CANANEA.- Por los años en que vivía el Padre Esteban en Sanlúcar de Barrameda, exis– tía en la cal~e de Jerez, una mujer gravemente enferma perteneciente a una pobre familia de campesinos. Entre las clases traba jadoras que ocupaban aque l barrio se había hecho mucha pr::>paganda de política disidente y de anticlericalismo. Nuestro misionero no