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por el P. Gumersindo de Estella 77 cesaría súbitament~ la peste, como lo había prometido ~l ·Padre Esteban. En· efecto, aquella noche quedó extinguida totalmen·– te la ·plaga mortífera. No se registró en días sucesivos ni un solo caso~ El Misionero :r,ermaneció en Giguani hasta el cinco de Diciembre, día en que se celebró una solemne función de acción de gracias y despedida, cantándose el Te Deum. Un prodigio semejante se repitió en Yaribacoa cun idénticas circunstancias. (Actas del Proceso diocesano de Beatificación, fol. 538) . UN AVISO FULMINANTE Y UNA APARICION.-– « Siendo el Padre Esteban un hombre tan práctico en dar misiones, siempre lo envío con otro menos experto». Así escribió el Beato Antonio Claret, en su Informe al Gobernador de Cuba. La villa de Morón, próxima a Santiago de Cuba, es– taba muy necesitada de cultivo espiritual. El número de · concubinarios era elevado, por falta de cu\tura reli– giosa y por escasez de .Sacerdotes. Allá fué enviado el buen Padre Esteban· con el· Padre Paladio Currius, en Junio de 1852. La inmensa mayoría de los que ~ecesitaban legiti- . mar su matrimonio canó¡:Íicamente, se presen_taron de buen grado al Padre Adoain. Quedaron no obstante al– gunos rezagados, que rehusaban ajustar su conducta a las leyes de la Iglesia.

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