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64 Lo portentoso del P. Esteban de Adoain orden rigurosa de aquel valiente que desafía las balas... Pero ¿el pueblo? ¿quién contendrá a la fiera heri– .da? ... Un individuo sabe perdonar. Una muchedumbre nunca retrocede en el camino de la ira. Los ayes de los heridos son conjuros que empujan a la venganza. La vista de la sangre la irrita. Volvióse el Padre Adoain hacia las turbas airadas; · _muestra-en todas direcciones el signo santo de reden– _ción y de paz, exclamando: «¡Abrid paso. Vuestro Dios ' que murió perdonando os lo manda. ¡Paso! os pido yo · .también... » · Con más docilidad que las olas del mar Rojo ante la voz de Moisés, aquel mar embravecido de la plaza de Antigua Guatemala abrió camino a la voz del misione– ro. (Actas del Proceso diocesano, fol. 371. Declaración jurada del Padre Santiago de Guatemala, testigo pre– sencial,· de cuyos labios oimos la historia). _EL DRAMA DE CONGUACO Y OTROS SUCESOS Los Presidentes de las repúblicas de Centro Am&– ríca utilizaron varias veces la intervención del Padre _Adoain en días. .de. revolución . o alzamentos. A súplica de don Rafael Carrera, católico Presidente. de Guatemala, hizo el buen Padre· Esteban, en 1858, un recorrido por los Departamentos de Santa Rosa, Jutiapa y Jalapa, que se habían amotinado y sublevado, alegan-
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