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60 Lo portentos0 dél P. Esteban de Adoain completado el plan del Padre Esteban. Quería que se llegase a un acto de reconciliación pública y general. Cualquiera calificaría de temeraria su pretensión; ·por– que había de ser muy natural que estallase la cólera de los ultrajados al ver a los feroces agresores. El día 18 de febrero púsose de acuerdo con los mi- - sioneros de El Volcán, disponiendo que al día siguiente condujeran a los indios hacia la ciudad, llegando a ella a media tarde en correcta pro~esión. En efecto, el día 19, a la hora convenida, toda la ciudad de Santa Ana, que a la mañana había celebrado una comunión gene– ral con las mejores disposiciones, salió en procesión llevando en andas la imagen de su Patrona y presi- . diendo · los rnis,ioneros con su estandarte-. No tardaron en divisar a los montañeses, que descendían por la ladera precedidos de sus misioneros, oyéndose los ecos de sus cánticos sagrados. Era ocasión para preguntarse con zozobra: ¿Qué acontecerá? Ambas procesiones avanzaban aproximándose por momentos. Cuando los santanecos vieron los rostros. in– correctos de los indios, debieron sentir en sus entrañas el rugido de la pasión de la ira que reclamaba ven-· ganza. Indios y ciudadanos uniéronse en la llanura. Eran dos ejércitos enemigos. Pero el Padre Esteban, verdadero ángel· de paz, apareció en medio de los dos campos y · levantando: el signo santo de la Redención, tomó la palabra abriendo diques a su fervor religioso
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