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por el P. Gumersindo de Estella 23 · podía dejarse guiar. de la mano de Dios hacia otro país necesitado de cultivo -~obrenatural. El Padre Prefecto de Capuchinos de Venezuela ex– puso a sus religiosos la conveniencia de i{ha fundación en la isla de Cuba, donde, según constaba, serían bien recibido$ por las autod.d~des. · Y · ~Íi~ó · a n\¡.estro mi– sionero para que diligenciase tan importa_nte asunto. El día 24 de Enero de ·1850 'llegó á la Habana. Fué, en efecto, muy· bien recibido. Se le autorizó la ocupa– ción del convento de Guanabacoa; pero la fundación no pudo prosperar por haber muerto o enfermado grave– mente, ·en cuanto llegaron a Cuba, todos los religiosos que fueron -destinados a aquella casa. Además en ella habitaban cinco uligiosos Rl)coletos que deseaban con– servar su independencia. Un año permaneció el Padre Esteban en la capital de Cuba, predicando en · todas las iglesias a ingentes much~duinbres que veneraban al penitente ~apuchino. Ocurrió en aquella populosa ciudad lo de siempre. Se operó un verdadero resurgimiento _moral en el pue– blo. Pero la santa _libertad con que el Capuchino re– prendía .e•l vicio y conder,i.aba · periódicos impíos, no agradab'.a a algunos señores de alta categoría. social, quienes ·alzaron.- protestas contra él. Como no hallase_ suficiente protecciém en el prelado· eclesiástico de la ·Habana, se trasladó a pie a Santiago de Cuba; donde el 19 de Abril de 1,851 se puso a las órdenes del Arzobispo Beato Antonio-María Claret, que dos meses antes, había ·tomado posesión de su Sede.

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