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por el P. Gumersindo de Estella . 137 ' .concreción de los méritos de aquel hombre singular que parecía dominar la füerza, el tiempo y la materia. ¡Hay que erigir una estatúa, hay que 'levantar un monumento a su memoria!. ., Esta era la voz· común en– . tre religiosos y seglares. Era el anhelo de todos. Diéronse, las órdenes oportunas, por el Muy Reve– rendo Padre Ricardo de ·Lizaso, entonces Superior Pro– vincial de los Capuchinos de · Navarra-Cantabria. Y el día 12 de Oc_tubre de 1947 aquellos anhelos adquirieron realidad. Y fué inaugurado solemnemente el monu– mento con su estatua en el atrio del convento de Ca– puchinos de Extramuros de Pamplona. Como preparación para el ·acto, se celebró un triduo de º!aciones y solemnidades religiosas implorando del cielo la pronta Beatificación del Siervo de Dios. Predicó él primer día don Casimiro •Saralegui, D\rector dioce– sano de las Obras Pontificias Misionales, el cual hizo un elogio elocuentísimo de los fervores eucarísti.cos ·del Padre Adoain. El segundo día, el R. P. Jerónimo de Egüés explicó amenamente el título de Divina Pastora con que quiere ser honrada la Virgen María y cómo la honró el _misio– nero homenajeado. El acto que revistió carácter apoteósico fué el de la tarde del día 12. A las cuatro I y media llegaron a· la iglesia del con– vento de · Capuchinos de extramuros, los invitados: el · Excmo. Sr. Obispo de Pamplona Dr. D. Enrique Delgado ~mez y otras autoridades, con representaciones del