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122 Lo portentoso del P. Esteban de Adoain ausentó usted, vino el médico. La auscultó despacio, y dando muestras _de sorpresa exclamó: ¡Pero qué cam– biazo ha habido aquí! Está mucho mejor que esta ma– ñana. Contra todos mis pesimismos debo decir que hay una franca mejoría. La enfermedad ha hecho su cris~s inopinadamente». Desde aquel momento la mejoría fué acentuándose de modo insospechado. Pocas horas ,despu~s _estaba fuera de cuidado. La previsión fundada de que había de quedar huella en los pulmones a causa de la extrema debilidad desapareció en absoluto. Después de _dos me– ses continúa perfectamente». TESTIMONIOS DE LA RVDA. MADRE MARIA DIE– GO GONZALEZ, SUPERIORA DE LAS RELIGIOSAS DE BUÑUEL.-La niña Antonia Sáenz Lesma, de tres años de edad cayó enferma de sarampión. Aunque después de diez días pareció experimentar mejoría, no tardó en recaer, presentándose gran infla– mación en la garganta, tanto que parecía un fenómeno. Una noche se agravó haciendo temer que, se asfi– xiaba. Avisado el médico, le aplicó dos clases de inyec- . tables, pero sin resultado. Aconsejó a los padres de la enfermita, que la llevaran a Zaragoza. Allí el Doctor especialista de garganta dijo que no había remedio y que la llevaran a casa. Quisieron an– tes, que la viera otro especialista eminente, el cual dijo: «Si no es por un milagro de Dios, la niña no se cura; llévenla a casa ... ».

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