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1'..W Lo portentoso del P. Esteban de Adoain Los familiares, poseídos de la mayor aflicción, ape– lan a un remedio sobrenatural. Interponen la protec– ción del Siervo ·de . Dios, comenzando una novena de oraciones y prometiendo una limosna.- Pronto comienza la paciente a sentir notable mejoría y terminada la novena, se resuelve a probar manjares que le habían sido prohibidos. A pesar de eso, no siente dolores. Concilia el sueño. No hay vómitos. Tres Doctores, uno de ellos de San Sebastián, s.eñor Urrutia, examinan sucesivamente a la enferma con pro– lija at~nción. Y los tres declaran que no existe úlcera, aunque la señora Lusarreta está débil. La limosna fué entregada en acción de gracias al Venerable Padre Adoain'. Es suceso ocurrido en ·la capital de Navarra en 1935. (Referido por testigos presenciales y por la enferma). CON EL CRUCIFIJO DEL SIERVO DE DIOS.-Co– piamos de la Revista « V erdét.d y Caridad,, publicación de los Capuchinos de Navarra: «El día ocho de Noviembre de 1939 cayó gravemente enferma la joven Carmen Robles Díaz, de 16 años de edad, domiciliada en la Avenida del · Siglo XX, barrio de Torrero, Zaragoza. El día once se me presentó un hermanito suyo di– ciendo que la enferma quería recibir los Sacramentos, para lo cual el médico había dado su conformidad. Tomé el Crucifijo que había pertenecido al Venera-

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