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por el P. Gumersindo ·de Estella 113 curación extraordinaria, operada en la ciudad de Ba– yona en e! año 1912 por intercesión del Siervo de Dios Padre Esteban. El enfermo, que era un joven de -gnos veinte años de edad, habitaba en la calle de la Catedral, .no puedo .recordar ahora el número. Según me fué manifestado por su madre, el enfermo no tenía ya re– medio; estaba desahuciado de los médicos. Me llamaron para que le oy~ra en confesión y así pudiera prepa– rarse· espiritualmente. Viendo yo en efecto la gravedad de su estado, 'le dejé una carta del Siervo de Dios que yo guardaba. Se la ·puse en el pecho, le recomendé que acudiese al Se– ñor por intercesión del Padre Esteban y lo mismo dije a la familia. Después de varios días volví a visitarlo. Pero la ma– dre m~ dijo con júbil0 que su hijo estaba curado y que - ya había comenzado_a trabajar en su oficio de carpin– tero» (Folio 378). Hasta aquí las palabras del testigo. Tampoco es muy concreta la descripción. En el año 1925 hablé con el declarante pidiéndole más noticias del suceso. Más aun– que escribió a Bayona, no _ logró localizar a la familia del enfermo. EL CASO DE MARIA SOLDEVILA.-«En el mes de Marzo de 1927 fué declarado gravísimo el caso de la enferma Doña María Soldevila, vecina de Madrid, calle Isabel la Católica. »Sufría una afección al útero, llegando a declararse 8

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