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112 Lo portentoso del P. Esteban de Adoain Al día siguiente, a la hora en que la familia aban– donaba el lecho, el niño comenzó a dar voces diciendo que quería levantarse. Lo cual causó extrañeza a su madre ya que otros días la criatura expresaba terror al moverla. · Vistiéronla sin ~olocarle el aparato, en la seguridad de que el Siervo de Dios había alcanzado la curación del niño. No sufrió dolor ni I?olestia alguna, transcu– rriendo el día sin señales de la e:ifermedad. Muy en breve (no recuerdo si al quinto día o poco más) la criatura ganó en peso y no presentaba desvia– ción de la columna vertebral. En la relación de este suceso he usado )as mismas frases que oí al · propio Padre Pastor que intervino en él. Cuando me lo refirió era ya el año 1924; se hallaba en Valencia. Y aunque no me ilus,tró con muchos de– talles, faltando nombres y apellidos, me trasladé a San– lúcar para interrogar al protagonista y a otros testigos, .con vistas a un Proceso. Pero nadie me dió razón de tal familia. Suponían en aquella ciudad, que se trataba de una de las familias veraneantes, que residieron allí solo accidentalmente. UN: JOVEN TUBERCULOSO.-Con relación a este caso, nos concretamos a copiar literalmente la Declara– ción del P,adre Santiago de Guatemala prestada con ju– ramento y que consta en una de las Actas del Eroceso diocesano de Pamplona. «Como testigo presencial doy testimonio de una
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