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92 Lo portentoso del P. fateban de Adoain EL COMANDANTE DE ESCUINTLA.-Anunció el egregio misionero en la ciudad de Escuintla (Guate– mala) la muerte repentina del Comandante de la fuerza militar, el cual ponía obstáculos a la celebración de los actos religiosos organizados por el Siervo de Dios. Y en efecto, el Comandante falleció inoplnadamente y sin auxilio de ningúri género, _el mismo día que se terminó la serie de sermones. (Declan.ción del Padre Benito de Guatemala al Interrogatorio, 27, Proceso dioce– sano de Beatific.). NO HABRA NAUFRAGIO.-Durante el viaje que hizo el Padre Esteb_an con sus compañeros de destierro desde Guatemala a San Francisco de California, en el barco Sacramento, sobrevino una tempestad furiosa,~ poniendo en gran peligro al pequeño navío. Los pasajerns eran pres a de gran angustia y perdie– ron la esperanza de salvarse. Nuestro Padre Esteban, que era muy providencia– lista, púsose en oración. Alguien le interrumpió persua– diéndole a pensar en el modo de salvar la vida. El Sier– vo de Dios contestó con ·acento de seguridad: «Esta vez no se va el barco a pique; Sa::i Francisco protejerá · a sus hijos ... ». Ante la actitud de aquel hombre de Dios, los pasa– jeros recobraron. la tranquilidad. Al sobre-venir la calma y sosegarse la tempestad, dieron gracias al buen Padre Esteban. Una señora pro-

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