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-86- días predicando una misión que comenzó el día 6 de Abril. El misionero puso en juego todo su celo que era grande. El pueblo asistía en masa a los sermones, dando muestras de que le agradaba la predicación del padre Esteban. Pero muy poquitos eran los que se resolvían a confesarse. Una actitud de frialdad desconcertante era la respuesta que daban a las excitaciones del Siervo de Dios. Profundamente apenado éste, sintióse movido a in– crepar al pueblo como increpó Jonás a Nínive. Anunció un castigo del Cielo, si no abandonaban aquella indiferencia y no comenzaban el camino de la virtud con una buena confesión. El pueblo no se con– movió. Y el anuncio del Siervo de Dios se cumplió. A los pocos meses se desbordó el río Apure en pro– porciones desconocidas hasta entonces: inundó los cam– pos, rompió los diques; invadió la ciudad, derribó las viviendas; y los vecinos tuvieron que salvarse huyend1) en canoas. 01 fuego devora.dar El día 24 del' mismo mes y año llegó a Achaguas. No era el fin del .;viaje, pero detúvosé unos días para predicar, con el Pa;dre Julián' de Hermwi, a aqµellas ·-pobres gentes abandonadas. ' , ' ,· Unos cuantos hombres lascivos que comerciaban
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