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asistió la tarde del mismo día 3 a la función de despe• dicta que duró desde las seis hasta las diez. El Padre Esteban terminó la misión con la pesadum– bre de·no poder reducir a aquellos obstinados. Pero rogó por su conversión; suplicó, lleno de esperanza, a la Divina Pastora que se dignase abrir los ojos de aque– llos ciegos y conmover su corazón endurecido. La oración del Padre Esteban no fué desoída por la piadosa Pastora de las almas. Cuando el Padre Esteban salió de Morón, la Virgen actuó de misionera por modo prodigioso. Durante la noche dos de los amancebados contuma– ces descansaban en el lecho, teniendo consigo una criatura. Esta se hallaba sin bautizar, lo que demuestra muy a las claras la malicia o poca fe de sus criminales padr~s. Súbitamente cae un rayo sobre la casa, y rompiendo una viga del techo, penetra en la habitación, atraviesa el lecho haciendo pedazos el catre, provocando un in· cendio que redujo a cenizas nosolo el lecho, sino toda la casa, pero quedando ellos ilesos. Sobrecogidos de terror, caen de rodillas haciendo con lágrimas ,un acto de contrJc(ón. Y al despuntar el alba correri,.~' confesarse, a legifimar su matrimonio y a bautizar la criatura. ' · · · · Una oparición Acabamos de decir que la Divina Pastora de las