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-73- había en Guatemala y sin embargo se llenó totalmente. Tomó el Padre Esteban la palabra y les dijo que la Divina Pastora iba a visitarles para ser el consuelo en medio de la tremenda aflicción que experimentaban y para ser remedio del grave mal que sembraba el luto en las familias. Pero que la mediación de la Virgen se– ría eficaz, si se arrepentían de sus pecados haciendo con Ella una procesión solemne de penitencia. Así lo hicieron aquella misma noche. Y se verificó lo que el Siervo de Dios les había prometido. Desapa– reció la peste súbitamente, sin más remedios ni medi– cinas que la presencia de la Divina Pastora en las calles. Aviso fulminante En el año 1851, el Padre Esteban predicaba misio– nes con el Presbítero D. Paladio Currius, en Morón, pueblo de relativa importancia, distante algunas leguas de Santiago de Cuba. Duró la misión desde el 14 de Junio hasta el 4 de Julio. Cuando el Padre Esteban llegaba a un pueblo en calidad de misionero, la primera providencia que toma– ba era visitar al Alcalde o capitán si éste no adelantaba su visita, y pedirle una lista de los concubinarios y otra de los divorciados. Sabido el número y nombre de todos ellos, les en– viaba un aviso suplicándoles acudiesen a la misión y manifestándoles que experimentaría gran satisfacción

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