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-69- Demás está el advertir que el fruto de la misión fué copiosísimo, habiéndose desarrollado en medio de tales circunstancias. Hubo tres mil comuniones. Los 816 amancebados abandonaron su inala vida. Este mismo prodigio se registró en jarei. El día 6 pensaba trasladarse a Bayamo, donde la pe3te, según le habían asegurado, estaba causando estragos. · Pero habiendo sabido en la tarde del día 5 que el pequeño pueblo de Jarei, perteneciente a la Parroquia de Ginuani, se hallaba consternado por el gran número de víctimas, se resolvió a visitarlo, ya que allí no había sacerdote alguno que atendiera a los moribundos. No hizo más que poner el pié en el pueblo y ya en– contró nueve moribundos téndidos en tierra, hacinados, bajo un mísero cobertizo. Les excitó al dolor, los con·– fesó y les administró la Santa Unción. Aleccionado el Padre Esteban con lo acontecido en Giguani, acudió sin perder tiempo a la protección de la Divina Pastora. Hizo un recorrido por las calles llaman– do urgentemente a una procesión de penitencia, prome– tiendo que cesaría la peste, si le obedecían tan fielmen– te como los de Giguani. El pueblo acudió en masa; y aunque consternados y profundamente abatidos, sintieron primero un rayo de esperanza, y después, la completa seguridad de verse libres de1 terrible ázote por la oración del Siervo de Dios y la protección de la Pastorcilla de las almas. Terminada la Procesión, y llegados a la Iglesia, el

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