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'Dos palabras Los vivos deseos diariamente manifes– tados por el piadoso público, de conocer mejor al célebre misionero PADRE ESTEBAN DE ADOAIN y los importunos ruegos que cada día se nos dirigen para que digamos algo del resultado de nuestras investiga– ciones relacionadas con la vida portentosa de tan egregio apóstol, es lo que nos ha obligado a IMPROVISAR el presente opúsculo. Mientras con estas páginas se calma un tanto la natural impaciencia de los devotos del Siervo de Dios, continuaremos con nuestra empresa de preparar una VIDA del mismo, la cual no puede ser obra de una semana, y requiere más tiempo libre del que nos permiten las tareas propias de nuestro oficio de Vice-Postulador, que casi todo el año se simultanean con las obliga– das del ministerio apostólico. Mas antes queremos cumplir un deber de justicia: Creemos sinceramente que la Orden capuchina, y en particular la Pro– vincia de Navarra-Cantabria con todas