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-43- 6n el presidio de Cuba Los siete mil roncubinarios y casi otros tantos di– vorciados convertidos en la Isla de Cuba por el Padre Esteban son un buen testimonio de la eficacia que Dios concedió a la palabra de este misionero. No queremos dejar de referir un suceso originalísi– mo, sorprendente, acaecido también en la Isla de Cuba en el año 1852. Por encargo del Venerable Padre Cla– ret el Padre Esteban fué al presidio de Santiago para preparar a los reclusos a una Confesión y Comunión, · que les serviría de cumplimiento Pascual. Se presentó ante aquellos foragidos el día 28 de Abril. Solo tres días pudó dedicarse entre ellos al sagra– do ministerio. Bien pocos para conseguir la empresa árdua que se proponía. Sin embargo, excepción hecha de algunos franceses que no entendían bien el castella– no, todos se rindieron ante el Siervo de Dios y se en– tregaron a él, poniéndose en sus manos incondicional– mente. El Padre Esteban· pidió autorización para sacarlos de la cárcel y llevarlos a la catedral para que se confe– saran. Semejante intento halló gran oposición en el perso– nal dé vigilancia del Presidio y en su Director, que lo calificó de temerario y pelígrosísimo. Cualquiera daría la razón a aquellos funcionarios. Pero el Padre Esteban estaba segurísimo de la lealtad y docilidad de los prerns;
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