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-- 41-- cando con lágrimas al Padre Esteban que continuase la misión, prometiendo que todos se confesarían. Inmediatamente los misioneros se trasladaron a la iglesia seguidos de todo el pueblo. Nuestro misionero predicó sobre la misericordia de la Divina Pastora con tal ardor y tan penetrante unción, que nadie podía con– tener el llanto. Al día siguiente ¡cosa admirable! fué necesario sus– pender sermones y pláticas, por tener que dedicar todas las horas a oir confesiones, pues todo el pueblo asedia– ba a los misioneros pidiéndola con insistencia y con lágrimas. Este caso fué ruidosísimo, tanto que más tarde los calumniadores del Padre Esteban, tergiversando los he– chos, lo tomaron como materia de sus acusaciones. A la oración de este gran Siervo de Dios se debió la conversión del reo de muerte, Nicolás Marcilla, en la cárcel de Pamplona, que hemos mencionado arriba. A su oración se debió la conversión de la ciud'ild de Pa– rapara en Venezuela en 1843; como se deben muchísi– mas conversiones y prodigios que registramos en la vida de nuestro egregio misionero. 5ficacia extraordinaria de su palabra Q)fversos casos Un hecho constante se observó en los cuarenta

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