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~os Prodigios del padre 6steban de Adoain :Prodigio constante El primer prodigio que salta a la vista es la vida del mismo Padre Esteban, sobre todo durante los treinta años que ejerció su apostolado en América. Porque observando estrictamente y con gran rigor la austeridad de la vida capuchina, sin dispensarse jamás de cumplir el menor detalle, predicaba diariamente no una vez, sino varias, recorriendo a pie o a caballo centenares de leg:tas cada año, evangelizando países inhospitalarios en climas mortíferos, careciendo de comida, atacado de fiebr~s, trabajando diez o catorce horas diarias en el confesonario los últimos días de cada misión, sacando cada mes muchos centenares de almas del estado de pecado mortal, sufriendo sin queja alguna las inclemen– cias del tiempo, sin un mísero solideo que le defendiera la cabeza, sin recibir un céntimo de limosna. en Améri– ca ni por misas ni por misiones, sin llevar más prendas de vestir que el Hábito raído y remendado, con los pies
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