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-18- verendísimo Padre.Comisario General al: estado de El Salvador para fundar un Convento en la ciudad de Santa Tecla. Mientras atendía a la fundación, hubo de recorrer toda la República a instancias del Obispo de El Salvador y del católico Presidente Sr. Dueñas, que ya se había posesionado del poder y que hahía soHci.ta– do la fundación. En aquellas ciudades desmoralizadas por las conti– nuas revoluciones, era frecuente ver, en las plazas en que predicaba el Padre Esteban, quince mil personas que, al oírle, prorrumpían en llanto, y con sollozos pedían perdón de sus escándalos, restituían en el acto lo injustamente adquirido y reconciliábanse pú– blicamente. Los Presidentes de Guatemala y El Salvador llamá– banle para consolidar la paz cuando amenazaban los alzamientos o a raíz de alguna revolución mal sofocada; y dábanle amplios poderes para conceder indulto a los que se arrepintiesen sinceramente. Y bastaba la pre– sencia del Padre Esteban enarbolando el estandarte de la Divina Pastora para que cayesen las armas de las manos de los revolucionarios y para que derramasen lágrimas de compunción los que no pensaban sino en derramar la sangre de sus semejantes. En el Capítulo celebrado en Noviembre de 1868 fué elegido, por unanimidad de votos, Guardián del Con– vento de la Antigua y Comisario General, cargos que no aceptó sino vertiendo muchas lágrimas y después

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