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-110- Muchos eran los frailes que, intrigados con lo que estaba sucediendo, se apostaban para ver si había gen– te en las inmediaciones del Convento. Pero jamás vieron a nadie. Dos frailes jóvenes subieron a la terra– za de la iglesia una noche mientras caían las piedras; examinaron largo rato cuidadosamente. Las piedras ve– nían de todas direcciones, mas no se vió ni vestigio de ser humano en los alrededores de ·la Casa. Todos los religiosos, aun los más refractarios a creer en intervenciones de espíritus, se convencieron de que el demonio perseguía al Siervo de Dios. Al<sunos, llenos de angustia, iban a buscar al Padre Esteban y le preguntaban qué significaba aquello. Y el Siervo de Dios contestaba a unos con una sonrisa que llevaba la tranquilidad al más pusilámine. A otros les contestaba: «Esto es que el demonio nos tiene envidia y rabia por las virtudes de nuestros fervorosos no– vicios ... » Terminada la cuaresma, cesó para siempre aquel fenómeno tan raro y que tanta zozobra había causado entre los religiosos. para sembrar ci.i!.aña En el Capítulo celebrado en Guatemala por el mes de Noviembre de 1868, el Padre Esteban había sido ele– gido Guardián del Convento de la Antigua y Comisa– rio General de Centro-América, por unanimidad de votos.

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