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-109- hora con ligeros intervalos.. Al mismo tiempo que caían las piedras, producíase un estruendo formidable, des– proporcionado con el volumen de ellas, aunque algunas eran tan grandes, que era imposible hubiera fuerza hu– mana que pudiese lanzarlas a tanta altura; Turbáronse mucho los religiosos. La alarma cundió principalmente entre los novicios, jovencitos de 16 o 17 años. Mas nadie sabía qué pensar ante aquella agre– sión que venía rodeada de tanto misterio. Algunos· ya sospecharon que aquello ofrecía circunstancias dema– siado extraordinarias para ser cosa natural. No pasaron dos días cuando la iglesia y el Convento volvieron a ser objeto de nuevo ataque. Y este fenóme.. no se repitió durante la Cuaresma frecuentemente, lo mismo de día que de noche, aunque no siempre con la misma furia e intensidad. Los religiosos propusiéronse estudiar el carácter y drcunstancias de tan raro suceso. Y observaron que a pesar de la . magnitud de algunas de ellas, nunca se rompieron los cristales de las ventanas ni las tejas del Convento. La pedrea última, y la más formidable, fué la del día de Jueves Santo, a la hora en que los reli– giosos estaban orando ante el Monumento. Uno de los religiosos aseguraba, como fruto de sus investigaciones, que una piedra había penetrado por un cristal roto de una ventana de la iglesia yendo a dar contra la lámpara, la cual, aunque mucho osciló) no su– frió desperfecto alguno ni se apagó.
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