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-106- En el instante en que llegaba a la Portería, salióle al encuentro el Padre Esteban, y sonriéndose le dijo: ¡Qué bueno estaba el café! ¿verdad?» Confuso y atónito el Hermano, confesó su culpa, explicando al Siervo de Dios que no le había sido posi– ble sustraerse a las reiteradas instancias de don Andrés Limón, quien le invitó a probar un buen café. Perdonó el Padre Esteban al arrepentido Hermano, mas no si.n exhortarle con amabilidad a la mortificación de los sentidos. 1ntervención satánica?,,, No se puede negar que el demonio actúa en el mun– do directamente para restar prestigios a Jesucristo y a su santa Iglesia con ánimo de perjudicar a las almas. Cuando no tuviéramos las palabras del Evangelio, mas algunos capítulos del Apocalipsis y otros Libros de la Sagrada Escritura, mos bastaría fijar la atención en la Historia de la Iglesia para convencernor:: de esta lamen– table verdad. Por lo mismo a nadie extraña que ·el demonio ·haya manifestado su aversión y odio de mil maneras contra algunos santos y contra algunos celosísimos apóstoles, cuya paciencia fué sometida a pruebas muy duras. ¿Se manifestó alguna vez la aversión del enemigo de las almas contra el Padre Esteban?

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