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ba a su padre como difunto. No explica qué era lo que le movía ~ encomendar a su difunto padre antes de re– cibir la noticia. Pero bien claramente se ve no tenía solo sospecha sino verdadera certeza. Juzguen los lectores si hay en esto algo de extraor– dinario. El resto de la carta es edificantísimo. Trata de con– solar a su buen hermano exhortándole a la paciencia y a la conformidad con la voluntad de Dios. Quema,,, pero conviértete!.,, Un día que predicaba el padre Estebán en IR ciudad de Santa Tecla, cierto joven con ribetes de cultura, pe– ro muy libertino y de ideas revolucionarias, cuya con– cubina había sido convertida por el Padre Esteban, en– tró en el templo para oir el sermón, no con' deseo de aprovecharse, sino acuciado por la curiosidad y con intención de comprobar si era cierto lo que de aquel . hombre de Dios se decía. Iba acompañado de dos o tres amigos de la misma laya. Escuchábanle con indiferencia, con sonrisa sarcás~ tica. Pero su estoicismo se convirtió en disgusto cuan– do oyeron la claripad y :valentía con que ,el misionero condenaba ciertos vicios. Miraban de .hito en hito al predicador como a un adversario. • Llamábales, sin embargo, la atención la hermosa y venerable barba del Siervp de Dios que le caía. majes-
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