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-92- murió repentinamente, siendo presentada su alma ante el Tribunal de Dios. Cuando el Padre Esteban regresó al Convento, preguntáronle los religiosos por el fruto de la misión de Escuintla. Y el Padre contestó: «El fruto lo ha hecho el Comandante .... , 'No na.ufra.ga.remos Durante el viaje que hizo el Padre Esteban con sus compañeros de destierro desde Guatemala a San Fran– cisco de California en el vapor norteamericano Sacra– mento, levantóse una furiosa tempestad. Andaba el Capitán de una a otra parte dando órde– nes a la tripulación, pues el navío corría peligro. Los pasajeros eran presa de gran angustia. El Padre Esteban retiróse al camarote habilitado para capilla, y oraba con los brazos en cruz. .' Fué hallado por el Capitán en esta actitud y dióle un grito -diciendo: «¡Padre! ¡El barco se va a pique!. .. » El Siervo de Dios contestó con calma: «No naufra– garemos. San Francisco y Santo Domingo protejerán a sus Hijos ... » Y continuó orando con los brazos en cruz. Edificado de la virtud del Padre Esteban y cautiva– do con su trato, se convirtió un protestante, que como todos los pasajeros atribuyó a los méritos y oración del Siervo de Dios la salvación del navío.

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