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-91- El Comandante que era la única autoridad de la po– blación, opúsose cuanto pudo a la misión, diciendo que . ·amenazaba un alzamiento. No consiguiendo impedirla, trabajó por malograr su fruto. Y tuvo una idea satánica. Publicó un bando diciendo que todo varón de más de 18 años que se viera por las calles, sería reclutado para · el ejército. El Padre Esteban se informó de que no había tales señales o síntomas de revolución. Allí no había sino que el Comandante debía tener muy enredada su con– ciencia y no quería despertar remordimientos en ella; y probablemente t~ndría temor de que se le escapase de los brazos la presa con la que vivía enredado. Y decimos probablemente, porque eran por allí muy co– munes los casos de esta índole. El ardid del Comandante produjo · resultados; pues los hombres de los pueblos próximos y aun los del mis– mo Escuintla no osaban salir de casa. A la misión asis– tían solamente las mujeres. El Siervo de Dios habló con el Comandante, hizo mil esfuerzos para persuadirle a que abandonase su ac~ titud de réprobo. Todo fué en vano. Anuncióle un se– vero castigo del Cielo, si perseveraba en su diabólico · propósito. Pero rióse de ello el Comandante. El Padre Esteban abrevió la misión. El día 27 salió de Escuintla. No hacía dos horas que el Siervo de Dios había abandonado la ciudad, cuando el Comandante

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