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haciéndose viento. Se escuchan truenos lejanos. Va opacándose la luz de fa escena. Entra un fuerte color ocre. Parpadea la luz interior de las casas. Arrecía el viento. El abuelo se ha encaramado en alguna mesa de los tenderetes. Sopla más y más. La gente se agrupa en torno al abuelo. El viento azota al grupo con violencia. Esta es la hora propicia. Soltemos nuestras cometas para subir a favor del viento. Nadie tiene derecho a tenernos amarrados. Nadie. El Señor Jesús nos libra. Esta es su brisa, su Palabra, su voz, su desafío, su fuerza. Los truenos v reiJimpagos están va dentro de la escena. El viento es violentísimo. Los niños entran en escena, casi arrastrados en la tormenta. NIÑO.- Abuelo, abuelo, se me fue la cometa entre las nubes. Se me perdió. ABUELO.- Pues dispárate tú mismo hacia la altura. NIÑO.- Se me escapó la piola, abuelo. Y parece que un ángel la tuviera prendida allá, en la altura. Cae de la parte superior una cometa grande y queda guindada de las bambalinas. Se mueve al capricho del viento fuerte que azota e( escenario. ¡Qué cometa más grande! Pero es como la mía. Y la piola muy gruesa. (Se encarama sobre ella y el viento la zarandea. Algunos lo agitan como si fuera un columpio.) ABUELA.- Que te vas a caer, carajo, malcriado. NIÑO.- No abuela. Los ángeles la sostienen desde arriba. 50 Abuelo, venga conmigo. Se sube el abuelo. Ha desaparecido la tormenta de rayos y truenos. Sigue el viento solamente. El nir1o y el abuelo se columpian et1 la cometa entre las risas de la gente.

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