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Yo brindo vientos y huracanes, sólo a cambio de ponerse de puntillas para arañar el fruto que es nuestro, y se nos niega. Yo brindo brisas a puñados; brisas que nos lleven a ser un poco más; a tener nuestros labios bien abiertos; y los ojos a punto, y la voz bien madura para cantar los ecos de nuestra propia tierra y sus entrañas. Que nuestras manos sean las manos de nosotros, y que los pies nos marquen nuestros propios caminos, sin que nadie nos ate los tobillos con cadenas. ¡Ser un poquito más cada mañana con el sol y la brisa y los almendros! ¡Ser un poquito más! ¡Ser alcatraces, ser cumbre, y no hondonada; ser vuelo de gaviota, y no ser nunca pisotón y basura. ¡Ser un poquito más! Alzar el vuelo desde la tierra madre pisoteada, desde el barro humillado del pueblo que desprecia el hombre poderoso. ¡Oh, ser y ser la imagen de uno mismo que no nos avergüence: imagen grande y nunca espantapájaros o piedra sólo, o sólo un cubo de basuras en que defeca el grande sus entrañas 41