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que serán ocupados por las estatuas vivas... Jorge y Beatriz abandonan la escena. Entra un conjunto de sirin– gas y pífanos ambientando la escena. Aparecen algunos efebos y vestales según la época romana, casi danzantes, aderezando el ambiente. Los invitados siguen libando. Se anuncia la entrada de cada una de las estatuas con un golpe de gong. DISCÓBOLO.- Hace su entrada en escena simulando una actuación olímpica de lanzamiento de disco. Acciona delante del público en silencio y al final queda sobre un pedestal en actitud similar al Discóbolo de Mirón. Aplausos de la concurrencia y elogios verbales. SEÑORA.- (Acercándose y acariciando la estatua.) ¡Qué torso, qué torso! (Suspirando.) ¡Ay, qué carne fresca de atleta! NUNCIO.- Réplica de verdad, sin falsedades, auténtica. Enhorabuena, Sr. Presid€nte. Su genialidad alumbra de nuevo la antigüedad más esplendorosamente todavía. Nueva expectacíó11 y golpe de gong una vez que el Discóbolo se colocó en su plataforma. Sigue la música. VENUS.- Aparece radiante la Venus de M11o entre hierática y humana. Sonríe a las asistentes. Se coloca sobre su pedestal. Conveniente juego de luz y tintes harán desapa– recer los brazos de la estatua. EMBAJADOR.- ¡Beautiful! ¡Very, very nice! Congratulations, Sr. Presidente. PRESIDENTE.- Sin brazos pero con alma y... EMBAJADOR.- Un basto... ¡Muá! SEÑORA.- Fíjate en lo que le falta y no en lo que le sobra. EMBAJADOR.- A ti, my love, no te falta nada, y lo tienes todo (Dirigiéndose al Presidente por lo bajo) caidísimo. NUNCIO.- Sr. Presidente, su genialidad nos está proporcionan– do unos deleites estéticos admirables. 30